Al principio los habitantes de la zona de Nazca se reían de María, ya que quitaba cuidadosamente el
polvo de los dibujos ayudada de una escoba; le decían: "la mujer que barría el desierto".
Pero en cuanto empezaron a llegar grandes multitudes de turistas, comenzaron adorala como a una santa.
En el aņo de 1955 María Reiche pudo evitar -gracias a su entusiasmo- que construyeran un
sistema de riego en el desierto. En este caso se ganó una lucha contra la burocracia.
Obtiene gran éxito, en 1968, con su libro "El secreto de la pampa" -Geheimnis der Wüste-
publicado en alemán, inglés y espaņol.
En 1970 aprovecha el congreso de americanistas que tiene lugar en Lima, para llamar la
atención a la protección de los jeroglíficos
en la tierra. Pero como no consigue nada, es ella quién a partir de 1976 paga a un vigilante
para que controle el acceso al desierto. Junto con su hermana Renate logran construir, al lado de la carretera Panamericana, una atalaya desde la cual capacitaba la observación de algunas figuras y líneas. Y así evitar que los turistas curiosos destruyeran los delicados dibujos con sus pies o coches.
No antes de 1995 se ponen finalmente las líneas bajo la protección de la UNESCO. Al final
de su trabajo con la tierra, María Reiche recibe cinco veces el título doctor honoris causa
y las condecoraciones más valiosas del gobierno peruano junto con la condecoración más
preciada de la República Federal alemana: el Bundesverdienstkreuz 1. Klasse. El gobierno del
Perú le confiere a María Reiche la ciudadanía peruana honoris causa, ya que nunca abandonó
la alemana.
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